Monday 29 May 2017

César E. Chávez y el movimiento chicano: una lucha sin terminar


Google conmemora con un doodle el 86º aniversario del nacimiento de César E. Chávez, quien lucho a favor de los derechos campesinos
El doodle de Google de César E. Chávez 

César E. Chávez fue reconocido con la Medalla de la Libertad, un día nacional en su honor por el decreto del 2010 y por un doodle de Google. Granjero de nacimiento, buscó desde 1962 y hasta su muerte, acaecida en 1993, protección para miles de trabajadores del campo: la dignidad y el respeto, salarios justos, cobertura médica, beneficios de pensión y condiciones humanas para la vivienda.

Chávez fue cofundador de la Asociación Nacional de Trabajadores Campesinos (que más tarde se llamaría Unión de Trabajadores Campesinos de los Estados Unidos), y, junto a Dolores Huerta, lideró con el grito de Sí, se puede la Huelga de la Uva, en Delano, California y la marcha de 1966 de Delano a Sacramento, capital del Estado de California. Lo anterior terminó en una victoria: para 1981 los dueños de los viñedos de California aceptaron las demandas por escrito.

Timbre postal de César E. Chávez
Antes de ser un doodle Chávez ya era un icono campesino, principalmente entre los chicanos, quienes hoy en día conforman la segunda minoría étnica en Estados Unidos. A pesar de haber nacido en Estados Unidos, los chicanos son marginados y tratados como ciudadanos de segunda o tercera categoría al identificar sus raíces históricas y culturales con el pueblo mexicano. Por eso durante el movimiento de 1965-1981, la historia de México se reinterpretó y actualizó para ser utilizada como un referente en el entorno territorial e histórico de los Estados Unidos.

Los chicanos percibieron su situación como una segunda conquista imperial por los anglosajones blancos, en relación con la conquista española: Cortés aparecía como un “gabacho gringo americano” y la Malinche como una secretaria chicana bilingüe que los traicionó al estar con el gobernador Reagan de California. A su vez, Emiliano Zapata y César E. Chávez se identificaban como ejemplos del machismo: una respuesta valiente y agresiva, no violenta, que un hombre debía mostrar si era atacado o violentado injustamente.

El movimiento chicano, aún no ha terminado. Miles de campesinos siguen sufriendo de desprecio racial y de humillación social. El estigma de los mexicanos como gente sucia, floja y violenta sigue existiendo y deriva en explotación. Los chicanos aún luchan por su igualdad y la importancia de la figura de Chávez es que, a través de él, seamos conscientes de la discriminación que sufren miles de personas -gente honesta y trabajadora - en Estados Unidos y también en el mundo.