Tan lejos como Arabia
- - Después de todo, Miliano
vivió su vida tranquila, en Arabia a partir de 1919 cuando uno de sus compadres
dio la vida por él.
- - Pero abuelo, ¿dónde
queda eso?
- - En un lugar muy
lejano, que dicen está al otro lado del mundo –contestó el abuelo de aquél niño
inquieto morelense-
- - No te creo abuelo, él
no hubiera sido capaz de abandonar a su gente. Luchó por tanto que no podría
haberse ido nada más porque sí.
El veterano zapatista congeló el tiempo sólo un instante,
para analizar lo que le decía su valiente y pequeño nieto, entonces a sí mismo
se preguntó: -¿Murió o no murió aquél 10 de abril de 1919? – se preguntó en sus
entrañas. ¡No murió, y si lo hizo más bien lo mataron! Por lo tanto, la
historia que se contaba de boca en boca en la que decían que realmente se había
ido a Arabia con su compadre, se difundió tanto que provocó que la gente no
perdiera esperanza en su lucha en la Revolución. Pero sobretodo en aquel hombre
tan carismático y tan querido por los que lo conocieron y también por los que
no, porque su figura recorría las entrañas de los pueblos a los que llegaban y
a los que le temían por su presencia sin siquiera haberlo conocido por ojos
propios, aunque sea de lejitos.
- - ¿Qué importa si murió
o no ese día? – Finalmente admitió en voz alta- Lo importante es que los
ideales en un ser humano no desaparecen, por lo tanto, nos sigue acompañando,
no se ha ido y no se irá, pues no se han cumplido sus demandas y ahora todo
parece que la esperanza está tan lejos como Arabia.
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