Wednesday 16 November 2016

Diario en un submarino.

29 de Diciembre de 2015. Hoy es mi cumpleaños. 
Acepté éste trabajo porque me vi obligada a vivir sin la burbuja en la que había crecido, ahora habito en un submarino, soy la encargada del cuarto de sal. Sólo los que han estado aquí pueden entender la condición de mi silencio cotidiano, durante mi estancia he contado cinco personas que permanecen entre los pasillos blancos del lugar, a veces me sonríen, otras, ni si quiera me notan.
En un principio pensé en romper el silencio de múltiples formas: gritar, suspirar, caer, llorar. Pero es imposible intentar salir de ésta nostálgica sensación de equilibrio. Es como una arena movediza que desde hace mucho tiempo invadió mi garganta y me dejó vivir con la condición de ser absorbida por mi sistema, es angustiante a todas horas, tengo miedo de perder el sentido de las cosas, pero a éstas alturas sólo queda abrir bien los ojos. 
Desde hace días no puedo dormir por más de una hora, despierto creyendo escuchar mi respiración agitada como un montón de cucarachas marchando sobre hojas secas, en cuanto despierto me pregunto: ¿Cómo alguien tan finito y diminuto puede abrumarse tanto? ¿De dónde salen tantas figuras mentales? Definitivamente debo salir a encontrar a una sexta persona, ojalá sea lo suficientemente valiente como para contarme una buena historia. 
31 de Diciembre de 2015. 
Para mi sorpresa ayer me encontré con una habitación verde, todos gritan ahí lo que piensan. Los gritos incluyen cosas tontas, hirientes e intrascendentes, pero a veces también hablan sobre lo concreto, especulaciones y conceptos interesantes, definitivamente tienen la capacidad  de volver banal todo lo que creía sagrado, no se aferran a nada. Sigo esperando una buena historia. 
1 de Enero de 2016.
La escritora inicial murió atropellada por una pregunta, nosotros sólo queríamos saber si existe la verdad de dónde ella vino. Admito que es de mal gusto usar un objeto de tan fúnebre procedencia, pero es el siglo del reciclaje, a final, ella ahora es sólo un porcentaje, una cifra más. Todos opinamos que debió quedarse en el cuarto de sal. 
Nota: Intentamos guardar un minuto de silencio, pero nadie pudo, no nos gusta eso de vernos inmersos en nuestros pensamientos.

Vanessa Villegas. 



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