Unas Flores Para Chabelita
Por Kayleigh Yulisa V. Villalón
Llegando a la
capital me pregunté si realmente el viajezote había valido la pena,
pero con todo y todo, hay la llevo. Sin frijol, chile o maíz pa’
mi tierra, no quedó de otra mas que lanzarme a la ciudad. Cada día
recuerdo cuando Chabela, mi Chabelita, me daba la bendición de
nuestro señor con los ojos a reventar de lágrimas. Ella me prometió
que cuando regresara me prepararía un molito ¡pero de lo más
rico!, como a mí me gustaba. Yo en cambio, le llevaría las flores
más requetemás chulas que ¡ah, cómo le gustan a mi chaparrita!
Ya pasaron tres años
y yo… pos ya no le hallo a esto. Ando y ando, entro y salgo, todo
el tiempo entre las bocas del monstruo de metal que corre como coyote
de una estación a otra. A veces ruge y me espanta… La mera verdad
es que no me acostumbro a tanto relajo. La gente se enoja, aunque pa’
no mentir, siempre andan bien encanijados. Cuando camino entre ellos
o les dejo el papelito ese -que hasta la fecha sigo sin poder leer-
me miran como si trajera yo el chahuistle, o peor tantito, se hacen
como si les hubiera hablado la mismísima virgencita.
Últimamente están
muy recios y ando todo lleno de chipotes; me gritan, me pisan o hasta
me detienen los puercos.
Como bien le digo a
varias gentes, ¡yo solo vengo pa’ tener mi pan!, ¡Pa’ sembrar
la sierra! Pos, ¡ay de mí, que Dios les dé entender!
Hay días buenos,
cuando saco unos varios centavos en mi morral; y días malos, cuando
no junto ni pa’ mis tortillas y de esos ¡tsss! hay un chorro. Hora
me han tocado puros así, bien jodidos. Llevo sin comer desde quien
sabe cuándo. Ya me duelen las tripas y ando con el cogote más seco
que en el viaje de venida pa’acá.
Va desde la mañana
y estos jijos no me han aflojado nomás nada, ¡ni una mendiga
sonrisita!
Está todo muy
apachurrado y ya me arden los pies, mejor voy a echarme tantito en lo
que se baja la bola. ¡Ay hombre! Estos chilangos nomás dan
aventones, ¡A puros garrotazos como las mulas! Si se asomaran más
lejos de lo que les dejan sus narices... ¡Híjole, chilangos del
demonio! ¡Me abrieron el morral! ¡¿Pero cómo?! ¿¡Cuándo?¡
¡¿Mis centavos, mis cosas?! ¡¿Mi sierra?! ¡¿Mi casa?¡ ¡¿Mi
Chabelita?!... ¡Estoy pero si reteamolado! ¡Pero bien fregado!
¡Chihuahua! ¿Cómo le voy a hacer…? ¿Cómo le voy a explicar…?
¡Dios mío, por qué a mí! ¡¿Por qué a tu hijo más jodido?!…
Oigo rugir de nuevo al monstruo, ya no le tengo miedo, es el momento
de que me coma ¡Ya me toca! ¡Si tú quieres padrecito, que así
sea! ¡Y tal vez así ella me traiga flores, y yo con mi sangre, haga
que alguien le dé un molito!
No comments:
Post a Comment