Wednesday 23 November 2016

Trump: La construcción del enemigo en la cultura popular

Trump: La construcción del enemigo en la cultura popular 

Ana Carolina Luna Chaires 

  • Reírse del peligro que  representa Trump es la manera en que el pueblo mexicano enfrenta la amenaza. 
El martes 8 de noviembre los norteamericanos decidieron quien debía gobernarlos, y mientras los lentes del mundo se cernieron sobre el proceso electoral, los mexicanos estaban espererando a que se dicte sentencia o a dar un suspiro de alivio.
        La importancia que guarda la contienda presidencial norteamericana radica en las repercusiones económicas, sociales y políticas que traería la victoria de alguien como Trump, quien en múltiples ocasiones a despotricado contra los mexicanos. En junio del año pasado, cuando lanzo su campaña para la candidatura del partido republicano, comenzó una ola de ataques xenófobos y racistas contra los inmigrantes ilegales, tachándoles de "violadores". El discurso del magnate estadounidense apela al reforzamiento de un "nosotros" dañado y amenazado por la intromisión de un "ellos", diferente no sólo en fisonomía, sino en lengua y cultura: los mexicanos no son nuestros amigos". 
         En México, los insultos de Trump han sido recibidos con indignación por todos los sectores. Sin embargo, la respuesta del presidente de la república, Enrique Peña Nieto (EPN) fue timorata y muy tardada. El año 2015 terminó sin una declaración pública del mandatario quien se supone sustenta y salvaguarda la identidad nacional no hacia frente a las continuas amenazas de Trump. Fue el secretario de gobernación Miguel Ángel Osorio Chong quien calificó de absurdas y prejuiciosas las declaraciones del magnate. Los meses siguieron y las ofensas incrementaban de tono. 
   Trump se convirtió en tema de discusión en los círculos intelectuales mexicanos. El cuestionamiento de cómo consiguió contender por al presidencia del país más poderoso del mundo, abrió la puerta a la reflexión. Es el nacionalismo yanqui, es la derecha, es el fascismo, es Hitler, es el desgaste de la clase política americana y demás , son las respuestas que se han brindado para explicar su presencia en la política angloamericana. 
       Sin embargo, el mexicano no letrado no comprende los complejos procesos que hicieron que Trump llegara a contender por la presidencia de EEUU. Para él, surgió un gringo que lo insulta y pretende expulsar a su compatriotas que están del otro lado. Trump apareció en el humor mexicano, en chistes, caricaturas, obras de teatro y muchos recordatorios a su madre. Negocios que se dedican a la producción y venta de piñatas han elaborado dichos productos con la forma del candidato republicano. Victor Robinson realizó una escultura con cuerpo de zopilote y la cara de Trump, la cual es exhibida en el centro histórico de la CDMX. Se encuentra fuera de los museos, en la calle. Expresa el sentimiento de rechazo que siente el pueblo mexicano por quien ha denominado su enemigo. Quienes se han toman fotos con la escultura hacen muecas o señas obscenas, se ríen de Trump. 
         También reímos el 31 de agosto de este año, el día que EPN cometió el error histórico de invitar a Trump. La respuesta en las redes sociales fue de irritación, no solo con el invitado sino también con el presidente, quien desplegó una recepción equiparable a la de un jefe de estado. Los memes de Peña Nieto y Trump inundaron la red. Nuestra realidad se volvió satírica y teníamos dos opciones, llorar o reír. 
       ¿Tiene algún sentido cantar el himno nacional para reforzar una cultura estatal que ha traicionado el propósito por el cual fue creada, la construcción de una identidad nacional? Al final, Trump ha hecho algo que ningún político mexicano había logrado anteriormente: unirnos. Tener un enemigo es importante, no sólo para definir nuestra identidad, sino también para construir un sistema de valores que nos diferencia de él. Es el pueblo quien crea a su enemigo, niega los agravios de Trump y reconstruye su identidad. 
       Se puede entonar "Mas si osare un extraño enemigo, profanar con su planta tu suelo"en actos oficiales, portando la banda presidencial y no defender la identidad nacional. 
Molamos a palos satíricos a Trump mientras entre risas y festejos cantamos "dale, dale, dale no pierdas el tino". 







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